Sachin, Rikin y Sonny
¡Vaya! Gracias por una experiencia única y asombrosa. La Casa del Árbol fue un lugar limpio y cómodo para quedarse. Sentimos que éramos parte de la vida de la selva. La comida, las bebidas y la hospitalidad fueron perfectas. Todo el personal fue acogedor, amable y atento a nuestras necesidades. Con todo lo dicho, esta no hubiera sido la experiencia que fue si no fuera por nuestro guía, Alan, y nuestro conductor de barco, Manuel, el hombre del machete. No sólo pudimos ver la vida en la selva y tuvimos la oportunidad de apreciar cómo sobrevive la gente de esta tierra, sino que también nos conmovió internamente en nuestras propias vidas. Hay un sentido de gratitud, alegría y apertura a la vida que viene de ver tanto contraste con nuestras propias vidas. Nuestra parte favorita fue el pueblo. Jugábamos al fútbol con los niños y les dábamos refrescos y caramelos.
¡Gracias de nuevo!